Como cada año, nos gusta empezar con buen pie el primer día de enero. Nos encanta liarnos la manta a la cabeza y ponernos una lista de propósitos para cumplir a lo largo del nuevo año. En ocasiones, esta lista es más larga que un día sin pan.
Si las metas no son realistas, acabamos frustrándonos. Abandonamos nuestras buenas intenciones porque no vemos un proceso. Para que los nuevos objetivos sean alcanzables, vamos a darte una serie de consejos y un sistema para que te cueste menos conseguirlos. ¡Vamos a terminar el año con una lista de metas cumplidas!
Es genial llenar la mente de ideas motivadoras. Pero, antes de lanzarnos de cabeza con estos propósitos, vamos a materializarlos. Las ideas están muy bien pero, si las pones por escrito, puedes darle forma. Para ello, te recomendamos que busques un momento en tu agenda para hacer esta actividad. Haz una lista de hasta 10 objetivos que te gustaría empezar. Pueden ser actividades, cambios en tus hábitos, deseos o acciones.
Los propósitos más escogidos suelen ser: ir al gimnasio, aprender inglés, dejar de fumar, comer más sano, etc. Cuando tengas tu lista, vas a tener que escoger unos pocos. No podemos abarcar tantos. Si vemos que pasa el tiempo y no avanzamos es cuando aparece la frustración y abandonamos.
Lo ideal es marcarnos dos objetivos que sean prioritarios. Muy importantes para nosotros. Son aquellos que necesitan que se pongan en marcha ya porque suponen un cambio positivo en nuestra vida. Por ejemplo, si nos proponemos aprender inglés, es porque tenemos un objetivo más allá. Como comunicarnos mejor cuando viajamos o para optar a un puesto de trabajo mejor o para conocer gente de otros países.
Los otros 3 suponen un cambio en nuestra actitud. No parecen importantes, pero marcan el carácter a lo largo del año. Pueden ser, por ejemplo, tener pensamientos positivos, pasar tiempo con los seres queridos o tener muestras de cariño. ¿Ves? Con un pequeño esfuerzo, estos objetivos nos ayudan a mejorar nuestras emociones y a disfrutar de la compañía de nuestros amigos o familiares. Además, ¡tendremos una actitud más positiva para conseguir todo lo que nos propongamos!
Si tienes un objetivo en mente, trata de personalizarlo al máximo con tu situación. El mismo objetivo no sirve para dos amigos. Tú eres una persona única. Tienes tus propias necesidades, horarios y responsabilidades. Por eso, cualquier meta que te pongas, piensa que sea 100 % a medida con tus necesidades. Que sean específicas para tu caso.
Siempre se ha dicho que para aprender un nuevo hábito necesitamos un tiempo. En concreto, necesitamos 21 días seguidos para tomar conciencia del cambio y lo asumamos con naturalidad en nuestra rutina. Así que, la próxima vez que quieras abandonar, pregúntate si llevas tres semanas seguidas con tu nuevo objetivo.
Puede que no todos tus deseos se pueden realizar durante días consecutivos (como comer mejor). Antes de renunciar, suma todos los días que llevas en total. ¡A ver si llevas los 21 días en ello! De hecho, en Compromiso Bimbo® tenemos dos retos de 21 días que puedes usar de ejemplo. Uno de ellos es el de estar más activo y el otro es para lograr una alimentación más equilibrada.
Es una técnica que se usa mucho en los países anglosajones. Es un acrónimo muy sencillo de recordar que significa «inteligente» en inglés. Las empresas lo emplean a menudo para planificar una estrategia basada en decisiones inteligentes y encaminadas a llegar a la meta. Antes de pensar que esta técnica no es para ti, te diremos que se puede modificar para el desarrollo personal.
La palabra se construye con 5 adjetivos. Cuando decidas qué propósitos serán tus principales, tendrás que preguntarte si son: específicos, medibles, realizables, realistas y medibles en el tiempo. Es decir, si son objetivos SMART. Veamos cada uno por separado:
Específicos
Tiene que ser específico, no genérico. Como te hemos dicho antes, debe ser personal. Según tu caso. Por ejemplo, puedes tener el objetivo de correr una maratón. Pero seguramente no se trate de cualquiera ¿verdad? Pregúntate y especifica. ¿Qué maratón? ¿Dónde? ¿Cuándo?
Medibles
Debe ser medible para poder apreciar una evaluación de los resultados. Si te demuestras a ti mismo/a que estás mejorando o estás alcanzando la meta, te sentirás con mayor confianza. Puedes llevar un registro de los días que sales a correr y cuántos kilómetros haces. Cada mes, puedes dibujar un gráfico de cómo ha ido.
Realizables
Lógicamente, si quieres empezar un objetivo, este debe de estar al alcance de tu mano. Imagina que quieres ir al gimnasio entre semana, pero tu horario laboral no te lo permite. ¿Cambiarías la meta? ¡No! Tu objetivo de ir al gimnasio no se puede cumplir, pero hay otras alternativas, como apuntarte a clases dirigidas los fines de semana, salir a correr por las noches o realizar ejercicio en casa.
Realistas
Un objetivo inalcanzable genera frustración. Por eso, es mejor que tengas los pies en la tierra. Debe ser realista para que puedas alcanzarlo con facilidad. Un buen objetivo no tiene fecha de caducidad, es para toda la vida. Entonces ¿por qué muchas veces nos planteamos conseguirlo lo antes posible? Celebra cada victoria y piensa que son a largo plazo.
Pongamos un ejemplo esclarecedor. Si tu propósito es perder 10 kilos en un mes, no es realista. Una alimentación sana y equilibrada a largo plazo es mejor para tu cuerpo. Y también para tu mente. Rehúye de lo fácil y rápido. Si sigues una alimentación adecuada, lograrás mantener tu peso y alcanzar el objetivo deseado. Pero solo si te lo tomas como un hábito de por vida, no como un esprint.
Medible en el tiempo
Tiene que estar planificado en el tiempo. Es decir, busca maneras de planificar tu tiempo libre para conseguirlo. No es necesario queestablezcas una fecha. No se trata de conseguir tu objetivo durante un año, sino de implementarlo a tu rutina para siempre. Si lo pones en el calendario, sigue el horario marcado para lograrlo.
Si las metas no son realistas, acabamos frustrándonos. Abandonamos nuestras buenas intenciones porque no vemos un proceso. Para que los nuevos objetivos sean alcanzables, vamos a darte una serie de consejos y un sistema para que te cueste menos conseguirlos. ¡Vamos a terminar el año con una lista de metas cumplidas!

¿Qué propósitos plantearse?
Lluvia de ideas
Lluvia de ideas
Es genial llenar la mente de ideas motivadoras. Pero, antes de lanzarnos de cabeza con estos propósitos, vamos a materializarlos. Las ideas están muy bien pero, si las pones por escrito, puedes darle forma. Para ello, te recomendamos que busques un momento en tu agenda para hacer esta actividad. Haz una lista de hasta 10 objetivos que te gustaría empezar. Pueden ser actividades, cambios en tus hábitos, deseos o acciones.
Los propósitos más escogidos suelen ser: ir al gimnasio, aprender inglés, dejar de fumar, comer más sano, etc. Cuando tengas tu lista, vas a tener que escoger unos pocos. No podemos abarcar tantos. Si vemos que pasa el tiempo y no avanzamos es cuando aparece la frustración y abandonamos.

2 grandes objetivos y 3 pequeños
Lo ideal es marcarnos dos objetivos que sean prioritarios. Muy importantes para nosotros. Son aquellos que necesitan que se pongan en marcha ya porque suponen un cambio positivo en nuestra vida. Por ejemplo, si nos proponemos aprender inglés, es porque tenemos un objetivo más allá. Como comunicarnos mejor cuando viajamos o para optar a un puesto de trabajo mejor o para conocer gente de otros países.
Los otros 3 suponen un cambio en nuestra actitud. No parecen importantes, pero marcan el carácter a lo largo del año. Pueden ser, por ejemplo, tener pensamientos positivos, pasar tiempo con los seres queridos o tener muestras de cariño. ¿Ves? Con un pequeño esfuerzo, estos objetivos nos ayudan a mejorar nuestras emociones y a disfrutar de la compañía de nuestros amigos o familiares. Además, ¡tendremos una actitud más positiva para conseguir todo lo que nos propongamos!

Son propósitos originales, no copias
Si tienes un objetivo en mente, trata de personalizarlo al máximo con tu situación. El mismo objetivo no sirve para dos amigos. Tú eres una persona única. Tienes tus propias necesidades, horarios y responsabilidades. Por eso, cualquier meta que te pongas, piensa que sea 100 % a medida con tus necesidades. Que sean específicas para tu caso.


21 días para notarse los cambios
Siempre se ha dicho que para aprender un nuevo hábito necesitamos un tiempo. En concreto, necesitamos 21 días seguidos para tomar conciencia del cambio y lo asumamos con naturalidad en nuestra rutina. Así que, la próxima vez que quieras abandonar, pregúntate si llevas tres semanas seguidas con tu nuevo objetivo.
Puede que no todos tus deseos se pueden realizar durante días consecutivos (como comer mejor). Antes de renunciar, suma todos los días que llevas en total. ¡A ver si llevas los 21 días en ello! De hecho, en Compromiso Bimbo® tenemos dos retos de 21 días que puedes usar de ejemplo. Uno de ellos es el de estar más activo y el otro es para lograr una alimentación más equilibrada.

Objetivos SMART
Es una técnica que se usa mucho en los países anglosajones. Es un acrónimo muy sencillo de recordar que significa «inteligente» en inglés. Las empresas lo emplean a menudo para planificar una estrategia basada en decisiones inteligentes y encaminadas a llegar a la meta. Antes de pensar que esta técnica no es para ti, te diremos que se puede modificar para el desarrollo personal.
La palabra se construye con 5 adjetivos. Cuando decidas qué propósitos serán tus principales, tendrás que preguntarte si son: específicos, medibles, realizables, realistas y medibles en el tiempo. Es decir, si son objetivos SMART. Veamos cada uno por separado:
Específicos
Tiene que ser específico, no genérico. Como te hemos dicho antes, debe ser personal. Según tu caso. Por ejemplo, puedes tener el objetivo de correr una maratón. Pero seguramente no se trate de cualquiera ¿verdad? Pregúntate y especifica. ¿Qué maratón? ¿Dónde? ¿Cuándo?
Medibles
Debe ser medible para poder apreciar una evaluación de los resultados. Si te demuestras a ti mismo/a que estás mejorando o estás alcanzando la meta, te sentirás con mayor confianza. Puedes llevar un registro de los días que sales a correr y cuántos kilómetros haces. Cada mes, puedes dibujar un gráfico de cómo ha ido.
Realizables
Lógicamente, si quieres empezar un objetivo, este debe de estar al alcance de tu mano. Imagina que quieres ir al gimnasio entre semana, pero tu horario laboral no te lo permite. ¿Cambiarías la meta? ¡No! Tu objetivo de ir al gimnasio no se puede cumplir, pero hay otras alternativas, como apuntarte a clases dirigidas los fines de semana, salir a correr por las noches o realizar ejercicio en casa.
Realistas
Un objetivo inalcanzable genera frustración. Por eso, es mejor que tengas los pies en la tierra. Debe ser realista para que puedas alcanzarlo con facilidad. Un buen objetivo no tiene fecha de caducidad, es para toda la vida. Entonces ¿por qué muchas veces nos planteamos conseguirlo lo antes posible? Celebra cada victoria y piensa que son a largo plazo.
Pongamos un ejemplo esclarecedor. Si tu propósito es perder 10 kilos en un mes, no es realista. Una alimentación sana y equilibrada a largo plazo es mejor para tu cuerpo. Y también para tu mente. Rehúye de lo fácil y rápido. Si sigues una alimentación adecuada, lograrás mantener tu peso y alcanzar el objetivo deseado. Pero solo si te lo tomas como un hábito de por vida, no como un esprint.
Medible en el tiempo
Tiene que estar planificado en el tiempo. Es decir, busca maneras de planificar tu tiempo libre para conseguirlo. No es necesario queestablezcas una fecha. No se trata de conseguir tu objetivo durante un año, sino de implementarlo a tu rutina para siempre. Si lo pones en el calendario, sigue el horario marcado para lograrlo.
Como puedes ver, tus propósitos para el nuevo año pueden ser alcanzables de por vida con un poco de esfuerzo. Además, te sentirás muy bien cuando los consigas. ¡Es muy gratificante descubrir que podemos con todo lo que nos proponemos!