¿Cómo leer etiquetas?
Cada vez es más frecuente encontrar en los supermercados a personas girando los envases y leyendo la información que proporcionan las etiquetas. El etiquetado de los alimentos es fundamental y hay que saber interpretarlo. Las letras pequeñas, las siglas y los nombres desconocidos suelen confundirnos sobre qué producto escoger o si el producto que tenemos delante es saludable o no.
Este artículo te ayudará a leer rápido el etiquetado de los productos y a conocer los diferentes parámetros del etiquetado.
Composición de una etiqueta
Lista de ingredientes

Este es el punto más importante de todos porque con una lectura rápida se ve la composición del producto y el porcentaje de cada ingrediente. Los ingredientes están ordenados de mayor a menor cantidad. La lista de ingredientes es innecesaria en los productos que contienen un único ingrediente, así como en bebidas que poseen más de 1,2 % de alcohol en su composición.
Declaración de alérgenos

Los alérgenos son sustancias que, en personas susceptibles, pueden causar reacciones adversas. Te explicamos más sobre ellos en nuestro artículo sobre alérgenos.
El Reglamento Europeo identifica 14 alérgenos sobre los que hay obligación de informar:
  • 1. Cereales que contengan gluten
  • 2. Crustáceos y productos a base de crustáceos
  • 3. Huevos
  • 4. Pescado
  • 5. Cacahuete
  • 6. Soja
  • 7. Leche y sus derivados (incluyendo la lactosa)
  • 8. Frutos de cáscara: almendras, avellanas, nueces, etc
  • 9. Apio
  • 10. Mostaza
  • 11. Granos de sésamo
  • 12. Dióxido de azufre y sulfitos
  • 13. Altramuces
  • 14. Moluscos
Aunque es opcional declarar la presencia de contaminación cruzada, en Bimbo® optamos por informar, en los casos que corresponda, que los productos pueden contener trazas de alguno de los alérgenos.
Información nutricional

Desde el año 2016, todos los fabricantes están obligados a incluir en sus etiquetas la información nutricional en productos envasados. Esta información ayuda al consumidor a conocer de qué está hecho un producto y su composición nutricional. De esta forma, puede tomar decisiones sobre sus cantidades y consumo. La información nutricional incluye el valor energético, la cantidad de grasas, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal por 100 g de producto.
Además, de forma voluntaria, se puede incluir otras maneras de informar sobre el valor nutricional de cada producto. En Bimbo®, por ejemplo, incorporamos un etiquetado frontal con información nutricional por ración, que es fácil de comprender para todo el mundo. Este etiquetado se conoce como GDA (Guía Diaria Alimentaria) e indica el porcentaje de energía y nutrientes (azúcares, grasas, grasas saturadas y sal) que aporta una ración de producto respecto a las ingestas de referencia recomendadas para un adulto promedio (esto es en base a una dieta de 2000 kcal).
Repasemos los conceptos que incluye la información nutricional en el etiquetado de un producto:
Valor energético
El valor energético se expresa en primer lugar en Kilojulios (KJ), seguido por el valor en kilocalorías (Kcal).
Al contrario de lo que mucha gente piensa, no es el aspecto más importante a tener en cuenta. Los ingredientes, el tipo de grasa y el azúcar son de los parámetros más importantes para valorar si un producto es saludable o no. Es esencial tener en cuenta la ración o la cantidad que se comercializa, puesto que la información nutricional solo es obligatoria expresarse en 100 g o 100 ml de alimento, y no siempre es esta la cantidad que consumimos de alimento.
Así pues, debes hacer una estimación aproximada según tu propio consumo del alimento. Esto es: si vemos que el valor por 100 g es “alto en calorías”, pero el producto que consumimos (la unidad/porción) es únicamente 25 g, tenemos que fijarnos en las cantidades por 25 g (usualmente indicado cómo porción). Es importante recalcar que la porción no siempre es “1”, sino que a veces son varias unidades y siempre viene indicado en el pack. Para valorar el producto sí que es correcto mirar la información por 100 g.
Grasas
El aporte de grasas totales y grasas saturadas es declaración obligatoria. Informar sobre el contenido en grasas poli y monoinsaturadas es opcional, pero en Bimbo® consideramos que es importante especificarlas para ver si el alimento posee grasas saludables. No todas las grasas son iguales y por eso conviene detallarlas. Un exceso de grasas saturadas se relaciona con el aumento del colesterol y otras enfermedades cardiovasculares. En cambio, las grasas monoinsaturadas, que las podemos encontrar en el aceite de oliva, y las poliinsaturadas, como el omega 3 y el omega 6, contribuyen a reducir los niveles de colesterol, por lo que presentan beneficios para la salud.
En general, es saludable que el producto tenga menos del 30 % de grasa. Existe una clasificación para orientar al consumidor de la cantidad de grasa recomndada:
  • Bajo contenido en grasa: no más de 3 g por 100 g en sólidos o de 1,5 g en 100 ml en líquidos.
  • Sin grasa: no más de 0,5 g por 100 mg o 100 ml.
  • Bajo contenido en grasa saturada: si la suma de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans no supera al 10 % del valor energético.
Carbohidratos
También son una parte importante a tener en cuenta porque dentro de estos se debe especificar la cantidad de azúcares. Hay que destacar que los azúcares en un producto pueden ser de origen natural, ya sea porque las materias primas los contienen (como en el caso de las frutas), porque se producen en el proceso de cocción de manera natural por reacciones químicas del cocinado (como en el pan), o porque son añadidos (cuando se agregan como ingrediente). Los azúcares añadidos pueden estar en la lista de ingredientes como fructosa, sacarosa, glucosa o miel, entre otros. La cantidad máxima que se recomienda ingerir son 25 g de azúcar añadido diarios para una dieta de 2000 kcal (un adulto promedio). Las declaraciones nutricionales sobre los azúcares se clasifican de la siguiente manera:
  • Bajo contenido en azúcar: no más de 5 g/100 g o 2,5 g/100 ml en líquidos.
  • Sin azúcares: no más de 0,5 g de azucares por 100 g o por 100 ml.
  • Sin azúcares añadidos: contiene los azúcares naturalmente presentes en el alimento.
Proteínas
Se considera fuente de proteínas si las proteínas aportan un 12 % del valor energético del alimento. Y alto contenido en proteína si aportan, como mínimo, el 20 % del valor energético total. Por ejemplo, un producto que aporta 250 cal por 100 g sería “fuente de proteínas” si tuviese 7,5 g de proteínas por 100 g, y “alto en proteínas” si tuviese 12,5 g.
Sal
Hay que vigilar con este ingrediente debido a que muchos productos tienen cantidades muy altas de sal para hacer más sabroso el producto. Los contenidos de sal se clasifican de la siguiente manera:
  • Bajo contenido en sal: no más de 0,12 g por 100 g o 100 ml.
  • Muy bajo contenido en sal: no más de 0,04 g por 100 g o 100 ml.
  • Sin sal: no más de 0,005 g por cada 100 g.
  • Sin sal añadida: si no se ha añadido sodio o ingredientes que lo contengan al producto y en total no se superen los 0.12 g por 100 g o 100 ml.
Fibra, vitaminas y minerales
Estos componentes son de declaración opcional, pero suelen aparecer en el etiquetado.
  • Fuente de fibra: 3 g por 100 g o 1,5 g por 100 Kcal.
  • Alto contenido en fibra: 6 g por 100 g o 3 g por 100 Kcal.
Únicamente aparecen las vitaminas o minerales con cantidades significativas y se expresan en 100 g y en porcentaje de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR), siempre que el fabricante lo considere oportuno. Se considera como alto contenido en una vitamina o un mineral en concreto si contiene al menos el 30 % de CDR. Y se podrá clasificar como fuente de vitaminas si tiene al menos el 15 % de CDR del micronutriente.
Fecha de caducidad o consumo preferente
Este punto también es importante, ya que suele haber confusión entre ambos términos. Aunque parecidos, son dos conceptos diferentes. La fecha de caducidad indica hasta cuándo es adecuado ese producto para el consumo desde el punto de vista sanitario. En cambio, el consumo preferente hace referencia al tiempo en el que el producto mantiene intactas sus propiedades, sin que consumirlo fuera de la fecha suponga un riesgo para la salud. Algunos alimentos, como las frutas frescas y las hortalizas, vinos, productos de panadería de consumo inmediato, sal, vinagre, azúcar y productos de confitería no requieren indicaciones sobre su fecha de duración.
El etiquetado de los alimentos proporciona información muy útil para el consumidor. Por este motivo, en Bimbo® hemos adquirido el Compromiso de Transparencia con el que proporcionamos toda la información de una manera entendible para facilitar las elecciones alimentarias y, así, contribuir a que la población siga una alimentación saludable en su día a día.
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Compromiso Bimbo
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